domingo, 29 de junio de 2014

Nuevos Clásicos: Ikaruga.

Introducción
Año 2001, los arcades japoneses todavía se mantienen vivos (aunque tuvieron tiempos mejores) y siguen siendo todo un santuario para esos juegos de acción rápida, que requieren reflejos y habilidad. Es ahí, en ese entorno del videojuego en su estado más puro, donde apareció por primera vez la obra de Treasure sobre la que hablaremos hoy. Un juego que tuvo una acogida muy positiva por los nipones, y casi un año más tarde aterrizó en Dreamcast, la última consola de SEGA, compañía con la que Treasure siempre tuvo buenas migas. A pesar de obtener inicialmente unas ventas discretas, el tiempo ha sido el encargado de colocar este shoot em up, heredero de la magia del Radiant Silvergun, entre los más grandes del género. Un Juego de Culto creado por una compañía también de Culto.



Qué es Ikaruga?
Pero bueno, empecemos por el principio. Ikaruga es un juego del genero shoot’em up de scroll vertical que ha sido desarrollado por la compañía japonesa Treasure creadora entre otros del Gunstar heroes o del Alien soldier, unos de los mejores juegos de SEGA Megadrive, juegazos como Guardian Heroes, Radiant Silvergun de Sega Saturn o el Sin and Punishment para Nintendo 64 y su secuela para Nintendo Wii.
Ikaruga surgió en recreativa en el año 2001 y luego dio el salto a  Sega Dreamcast en el año 2002. Gamecube recibió un port en el 2003, vio la luz en xbox live arcade en 2008 y,  finalmente en febrero de este año 2014 salió para PC.

¿El juego de qué va?
Aunque para la mayoría de juegos estilo Shoot em up, el argumento es una simple excusa, Treasure tiene la característica de dotar de trasfondos muy potentes a sus shooters. Ikaruga o Radiant Silvergun son perfectos ejemplos de esto.
El argumento de Ikaruga es el siguiente: Estamos en un futuro próximo, donde la tecnología ha evolucionado hasta límites inimaginables. Nos encontramos en el país de “Horai” en la isla de “Honshû” (Japón). Debido a varios milagros que han ocurrido en dicho lugar y a un gran hallazgo arqueológico, la gobernante de este país, Hourai Tenrou, dice poseer la capacidad de hablar con los dioses.
Como hemos dicho Hourai descubrió un artefacto enterrado que contiene el Ubusunagami Okinokai (el poder de los dioses). Cuando tomó el artefacto entre sus manos tuvo una visión, una revelación divina en la que se veía como la líder de un mundo en paz… Horai interpretó la revelación como una visión divina en la cual ella era la elegida de llevar a cabo la sagrada misión de pacificar al mundo, por lo que, con sus seguidores a los que denominó 'The Divine Ones', convirtió esta energía en un arma y empezó una ofensiva de conquista para traer esa paz al mundo; todas las naciones que se le opusieron sucumbieron ante Horai y sus armas imbuidas con el poder de los dioses.


Finalmente, una federación libertaria llamada Tenkaku emergió para enfrentarse a la amenaza. Usando aviones de combate llamados Hitekkai, lucharon para liberar al mundo de las garras de los Horai, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. No eran rivales para las armas divinas del ejército pacificador. La Tenkaku estuvo a punto de ser totalmente aniquilada. Sin embargo, milagrosamente, un joven sobrevivió a la última gran batalla, su nombre era Shinra.
Tras ser derribado en la batalla, Shinra se estrelló cerca de un remoto pueblo llamado Ikaruga, que estaba habitado por personas de edad avanzada que habían sido desterrados y repudiados por Horai. Los habitantes de Ikaruga cuidaron de Shinra que recuperó las fuerzas y éste, clamando venganza, juró a volverse a enfrentar a los Horai y derrotarlos. Viendo su determinación, los ancianos le confiaron una nave de combate que habían construido ellos mismos, una nave que llevaba el nombre del pueblo al que Horai repudió: Ikaruga.
Ikaruga no era una nave ordinaria sino que fue diseñado por el genio ingeniero Amanai (ingeniero jefe de la Tenkaku) con la ayuda de Kazamori (el líder del pueblo de Ikaruga). Amanai había estudiado el poder de los dioses y había creado una aeronave capaz de rivalizar con el poder del ejército de Horai
Construida en secreto en un búnker subterráneo, y usando un dispositivo llamado "Espada de Acala" Ikaruga es la primera nave de combate que integra las dos polaridades de energía del Ubusunagami Okinokai, siendo capaz de cambiar entre ambas y así desarrollar escudos defensivos capaz de resistir el ataque de las armas del ejército de Horai.


Así, pilotando la Ikaruga, la última esperanza para vencer a Horai, Shinra despega en solitario para enfrentarse en solitario a todo el ejército divino… en solitario?
Pues no, Shinra tiene una aliada, una compañera llamada Kagari, una asesina que Horai envió para eliminar a Shinra. Sin embargo Shinra la vencerla  le perdonó la vida. Así, Kagari, impresionada por el héroe decidió cambiar de bando y unirse a la resistencia. Su nave, Ginkei, está también modificada por la gente del pueblo de Ikaruga para que tenga la misma características de la Nave de Shinra.

¿Cómo se juega a Ikaruga?
Hay juegos difíciles, juegos muy difíciles y luego esta Ikaruga…
Como ya hemos dicho Ikaruga es un Shoot em Up (lo que significa que es un juego de tiros) y concretamente está incluido dentro de la categoría o estilo llamado “Bullet Hell”, que es decir te llueven tiros por todos lados y has de esquivarlos como puedas. En Ikaruga pilotas una nave espacial vista desde arriba con la cual tienes que intentar evitar que te golpeen el aluvión de disparos enemigos mientras intentar destruirlos, como en la mayoría de juegos de este estilo… pero Ikaruga tiene una característica que lo hace especial, es de esos juegos que, cuando te pones a los mandos sabes inmediatamente que estás jugando a algo genial, fuera de lo normal.
¿Y qué es eso que lo hace tan especial? Esa magia se debe en gran medida al brutal giro de tuerca que los chicos de Treasure impregnaron en su jugabilidad, una nueva manera de conceder los juegos de naves con un concepto heredado de otro juego de la compañía: Silhouette Mirage. La polaridad.


La base de la jugabilidad de Ikaruga radica en la posibilidad de jugar con los dos colores que dominan en este juego que son el blanco y el negro. Tu nave tiene una especie de escudo de energía que puede ser blanco o negro de forma que, pulsando un botón puedes ir cambiando entre estos dos colores. Así mismo los enemigos también pertenecen a una de estas dos polaridades.
Esta polaridad entre colores es importantísima  ya que el escudo de tu nave te protege totalmente de los disparos de su mismo color (absorbiendo estos proyectiles), y si disparas a naves del color contrario al tuyo les provocas más daño. Por ejemplo si tu nave tiene activado el escudo de color negro, los disparos de ese color no destruirán tu nave y los absorberás, pero tus disparos harán menos daño a naves con polaridad negra, sin embargo serás eres vulnerable a los disparos de naves de color blanco a las que causarás más daño. Al mismo tiempo que absorbemos los disparos enemigos se irá cargando nuestro disparo especial, que una vez llegado al tope nos permitirá desplegar una poderosa ráfaga capaz de hacer mucho daño a los enemigos que tengamos enfrente.
Dicho así, parece fácil… pero no lo es para nada. El conjunto de variables que incluye el diseño de cada uno de los cinco niveles de Ikaruga nos pondrán en situaciones realmente complejas en las nuestra habilidad principal es vital para salir airosos de ella.
La dificultad es endiablada incluso en el nivel de dificultad más fácil y requiere de muchísimas horas de juego para dominar el juego hasta el momento de poder terminarlo (aquí la parte más gamer de este programa, y se nos dan bien este tipo de juegos, se juntó para jugarlo y decir que no pudimos pasar de la 3º fase… de 5!... pero lo conseguiremos!!).

Como hemos dicho, acabar el juego aprendiéndose las rutinas no es misión imposible… bueno,  casi;  pero lo realmente complicado es alcanzar altas puntuaciones. Para lograrlas, Ikaruga tiene un sistema de chains donde el contador va aumentando a medida que nos vamos cargando a grupos de tres enemigos del mismo color, si fracasamos, el contador volverá al valor inicial. Aquí radica la complejidad enfermiza de Ikaruga, ya que para poder llevar a cabo chains hay que saberse de memoria los niveles, conocer la aparición de cada enemigo y su color en cada momento y aniquilarlos rápidamente para que no se nos escapen los demás. Una auténtica odisea.
Hay que decir que si jugar a Ikaruga en solitario es genial, jugar en cooperativo dispara las cotas de diversión hasta el límite. Acciones como poner tu escudo en color blanco para cubrir a tu compañero de los disparos blancos mientras él está en color negro para hacer más daño al enemigo de final de fase, o coordinar colores y ponerse ambos en color negro para lanzar una devastadora ráfaga de disparos a un enemigo blanco para antes de que pueda llegar a dispararte sus misiles teledirigidos lo que supone una muerte segura, están a la orden del día.

En cuanto a los apartados técnicos…
Dejando de lado el sobresaliente aspecto jugable y centrándonos ahora en el apartado visual y sonoro de este shooter, decir que es excelente. El diseño de los elementos es realmente espectacular y atemporal. La mente tras este despliegue es Yasushi Suzuki, el mismo responsable artístico de Sin and Punishment. Las similitudes entre ambos juegos no son casualidad: un ambiente futurista y apocalíptico con la figura de unos pocos héroes capaces de poner fin a una situación de amenaza. Enemigos finales enormes y de variada estética nos proporcionarán más de un subidón de adrenalina a la vez que nuestros oídos se contagian de épicas melodías que acompañan perfectamente a la acción.

La banda sonora es una pequeña maravilla, que te hace meterte a tope en el juego, acompaña perfectamente, y los efectos de sonido están bastante bien, cumplen a la perfección con su cometido.

Conclusiones finales…
Ikaruga es un juego arcade de la vieja escuela, duro, difícil y su arcade es de aquellos en los que metes más y más monedas. Visualmente es precioso, la música te mete de lleno en la acción, el control es una delicia y luego el juego es tremendamente divertido y adictivo en el que morir no supone apagar la maquina, sino que vuelves a jugar porque ves como tu habilidad mejora y como cada vez llegas un poquito más lejos. Algún día te venceremos Tenro Horai, mientras disfrutaremos de éste juegazo! Una obra maestra atemporal

Del juego me quedo con (Lo mejor):
  • Control exquisito
  • La jugabilidad la polaridad blanco/negro
  • Su música
  • Su dificultad hace que te enganches enseguida…

Mejor nos olvidamos de (Lo peor):
  • … su dificultad, no es para cualquiera
  • Su duración, no es muy largo… si eres capaz de llegar al final

Jugado en: Xbox360

Valoración:

  • 4’5 sobre 5 Carlis Points / 9 sobre 10 en Gatsu Score / 14,90 €

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